Como ya he comentado, desde que recuerdo decía que cuando fuera grande sería médico, lo repetía cada vez que me lo preguntaban y como sacaba buenas notas, todo el mundo parecía concordar con esa aspiración. ¿De dónde me venía esa apreciación? ¿Fue inculcada? ¿Nació de mi? No lo sé, lo que si te puedo decir es que llegado el momento la carrera de medicina no me inspiraba nada. Mi mente lógica y analítica se revelaba ante la idea de aprender de memoria y de no poner en funcionamiento mi capacidad deductiva y sintética. La ingeniería parecía ser lo más adecuado para mi, y nunca se me ocurrieron opciones como la filosofía o psicología porque mi parte más práctica no apreciaba que se pudiera vivir de las artes y las humanidades, aunque a la vista actual habría sido la opción más adecuada a mi inclinación.
La ingeniería y su aplicación me decepcionaron en un determinado momento y ahora entiendo el motivo, el desarrollo laboral de mi entorno se dedicaba a la explotación mas comercial y empresarial que a la inclinación humanista. Necesidad que ocupa un lugar prominente en mis motivaciones.
Al comprender que la ingeniería terminaría defraudándome en el futuro, comencé a trabajar en el Márketing y la publicidad por casualidad y me gustó mucho la relación práctica que tenía con las artes y la creatividad así como la comunicación, la cual encontré tenía mucho que ver conmigo.
Creo en la tecnología y en las máquinas al servicio de la humanidad, no al revés. La invención industrial, postmoderna y tecnológica tiene su razón de ser y apuesto por el uso más humanista de todo ello. La historia del coaching muestra que su desarrollo ha ido en paralelo a todo el desarrollo laboral en unión con el desarrollo individual. Lo que demuestra para mi la principal funcionalidad de esta disciplina. El hombre en su natural búsqueda hacia la evolución en paralelo con todas las disciplinas e instrumentos que se van desarrollando por el camino.
En la era del conocimiento esto se recoloca en su espacio natural, aprendemos y conocemos para saber quiénes somos y relacionarnos con los demás y con nuestro entorno con la ayuda de la tecnología. ¿Con qué fin? Con el de entendernos, comprender nuestro mapa interior y amarnos más a nosotros mismos, tener el tiempo y la energía necesaria para desarrollar nuestros potenciales y para aprender a querernos con nuestras luces y nuestras sombras y desde ese terreno fértil hacer el trabajo que hemos venido a desarrollar, aquel que nos hace vibrar.
Y he aquí otra vez la guinda del pastel, conseguir encontrarme para conocerme y aprender a amarme a mi misma tal como soy, en mi completitud. Con mi ser y con mi ego a su servicio. Mi gran aprendizaje ha sido y seguirá siendo el reconocimiento de mi dolor interior, de mis necesidades y de satisfacción para así llenar el vacío interior que me hacía buscar y buscar.
La vocación de coach se me fue revelando a través de personas que ejercían esta profesión y pude ver en primera persona la ejecución de una actividad que cada vez más se me presentaba como inherente a mi naturaleza. Puedo verme realizando algo que me completa. Ayudar a los demás mientras me ayudo a mi misma, de una manera pragmática, efectiva, donde se revelan los resultados (muy relacionado con mi personalidad) de una manera fácil y evidente, resultados que se perciben tanto por los clientes como por mi.
Comprendí que siempre había ejercido una especie de coaching intuitivo conmigo misma y con las personas que me rodeaban aunque aún no conociera la técnica en toda su completitud. Entendí por qué empezaron las personas a decirme que hablaba como una coach, aun sin saber lo que era el coaching. Comprendí por qué buscaba tanto y no encontraba.
Mi desarrollo profesional y búsqueda de vocación ha sido activa, mi personalidad no me permitía quedarme a esperar que me llegara la inspiración sino que fui de un lugar a otro en esa búsqueda. Estudié y trabajé en múltiples disciplinas porque mi carácter adaptativo y de desempeño me permitía actuar y ejecutar diferentes disciplinas con facilidad y fluidez. Como ya os he contado mi formación es más bien de números: ingeniería. Pero luego cambié fácilmente al márqueting y mi inclinación por las artes me permitió un amplio abanico de desarrollo profesional, como por ejemplo, la producción de spots publicitarios. Departamento de compras de la tienda de un museo de Arte Contemporáneo y Encargada de una galería de arte, entre ellas. Las tareas del mundo conocido como ejecutivo, así como de las artes y el diseño. También la Emprendiduría, varios cursos y talleres y el desempeño de un proyecto propio me han permitido conocer y enfocar mi inclinación natural hacia el autodesarrollo, el autoempleo y el autoliderazgo. El trabajo en Ventas y atención al cliente, con pasión por la comunicación, análisis y síntesis. Empatía hacia compañeros y clientes, todo ello junto a la necesidad y deseo de compartir. Las personas por encima de todo, nuestros sentimientos, anhelos más profundos y necesidades básicas como prioridad en todos esos desempeños.
Este conocimiento y estas experiencias me hace encontrarme con facilidad en espacios tanto profesionales como individuales relativos al desarrollo del autoconocimiento.
El trabajo con adolescentes, parejas y familias es parte integral de mi trabajo como coach basada en la mirada esencial y relacional.
Desde mi época en la universidad me he estado preparando en el tema del Autoconocimiento y el Empoderamiento, tanto desde el punto de vista pragmático como Espiritual…